©TRAGANTASAURUS
Presentación
“¿Quién eres?”, pregunta Hevetia Sophie a su estimado amigo Tragantasaurus.
…En medio de su desconcierto, ésta reitera: “-¿De dónde vienes? (…) -¡Entonces
es de suponer que tampoco sabes a dónde vas (…)! ¡Despierta! (…).” Le dice.
“El placer desde la inconsciencia te meterá,
indefectiblemente, en serios aprietos”. Escasos fueron los diálogos entre Tragantasaurus y Hevetia Sophie. Sin
embargo la contundencia de las interrogantes pone en evidencia, por un lado, la
cardinalidad existencial de ésta; por el otro, lo que se vislumbrará del
comportamiento de su evasivo interlocutor. He allí esta curiosa historia.
Resulta interesante porque a través de este cuento protagonizada
por Tragantasaurus, cuyo nombre, lejos de retrotraernos a momentos
pretéritos de la vida en la tierra, muy por el contrario, y desde la inquietud
de Hevetia, nos zambulle en temas claves y vigentes. Además, esta historia
tiene la ventaja de presentarnos un escenario natural real, cercano, familiar,
seductor. Todo lo anterior invita a reflexionar sobre el proyecto de vida diáfano
y armónico que a cada criatura humana corresponde. Espacio, tiempo y
sobrevivencia van de la mano en un propósito de vida y existencia. Esto sugiere
un camino cuyo timón, apuntalado en principios y valores éticos habrá de
asimilarse oportuna y convenientemente. Por su parte la conducta de
Tragantasaurus nos sumerge en una dimensión kármica, ausencia de moderación en
su accionar; muy a pesar que todo lo tuvo en un verdadero paraíso tropical: Karakassana. Ingrato e imprudente, Tragantasaurus, dio espaldas a su Tarea Mayor. ¿Quién podría sustraerse a
esta Tarea?
Queda claro en este interesante relato real-ficticio
que el desconocimiento del propósito de vida y existencia; así como el desdén
hacia la naturaleza, conduce, infaliblemente, por el sendero de la
autodestrucción. Y muy probablemente de forma violenta y prematura. No basta
tenerlo todo materialmente hablando. Tragantasaurus,
se empalagó con bienes, placeres; y por supuesto, devorado en tal afán. En el
caso que nos ocupa, se utiliza un espacio geográfico natural real,
representativo de toda la fortuna y cobijo para un privilegiado ser. Un entorno
natural de incalculable riqueza y bellezas escénicas, asentado en un
estratégico lugar del planeta tierra: el hermoso valle de Karakassana, una
delicia paradisíaca; enclavada al pie de la gran montaña Sierra Grande, en cuyas espaldas ruge el misterioso Océano
Atlántico y en sus orillas canta el exquisito mar Caribe.
Así pues, y en el entendido que nos deja la enseñanza
de esta refrescante y tropical moraleja, el hombre tiene la inaplazable tarea
de asir su propio proyecto de vida cónsono con una existencia armónica; respeto
y cuido de su entorno natural. Le impelen razones éticas, filosóficas, ecológicas.
La administración eficiente de su tiempo será determinante en este asunto.